Lord of the Lost + The Raven + Blitz Union - 29/03/24 - Salamandra (L'Hospitalet)
La Sala Salamandra fue el lugar de acogida para aclamar a los ídolos alemanes del metal gótico más actual, Lord of the lost, que desde el 2007 irrumpieron en los escenarios europeos bajo el carismático frontman Chris "The Lord" Harms.
De teloneros tenían a los británicos The Raven Age, con su metalcore de tintes heavy más clásicos y heterogéneos, y la joven banda checa de rock EDM, Blitz Union. Así pues, fue una noche de sonidos nuevos dentro del metal europeo en un concierto que estuvo cerca de hacer sold out en el Hospitalet de Llobregat.
Se hizo una larga cola para entrar a la sala y, debido a algún problema técnico, abrieron sus puertas media hora más tarde, retrasando las actuaciones de la noche. Abrieron las interpretaciones el cuarteto de Blitz Union, una banda formada en 2019 que tiene de inspiración emblemas del metal moderno industrial como Rammstein, Korn o Marilyn Manson, anudando su influencia con la electrónica. Su cuidada puesta en escena, con túnicas oscuras y plateadas, lágrimas negras como emblema estético, combinada con imágenes futuristas y un mensaje con fuerte crítica social centrada en el ecologismo, no dejó a nadie indiferente. Mezclaron riffs de guitarra contundentes propios del metal industrial unidos a componentes del electro-pop, con un frontman, Mark Blitz, que dejó en el aire notas impecables, siendo un remolino de fuerza encima del escenario. Cuando empezaron, la sala todavía no estaba llena, pero los que estaban presentes les dieron una buena acogida.
Empezaron con temas de su álbum Absolution (2021), en el que los miembros de la banda mostraron una buena sinergia y compenetración. Tocaron en tercer lugar “Blitzcoin”, su último sencillo salido en 2024. “Hotel India Victoria” tuvo un cálido recibimiento, y es que es una canción que pone sobre la mesa la pervivencia de los efectos del VIH. “Plastic”, su popular tema ecologista, despertó un público entregado que cantó con fuerza su mensaje. Despidieron su actuación con los dos últimos temas más populares de su primer EP, homónimo al hit de “Revolution”, que encendió la sala. El abanderado enmascarado de la banda repartió máscaras con el emblema futurista de Blitz Union, que los fans ostentaron a lo largo de las primeras filas. Finalmente, cerraron la velada con “Deleted”, pidiendo al público que se agachara y saltara, a lo que la oleada de oyentes de la sala se sumó con entusiasmo, para despedir su actuación con fuerza. Sus puntos destacados: una cuidada puesta en escena y su interacción con el público. Pese a ser su primer concierto en Barcelona, sabemos que no será el último, pues el cuarteto checo ha irrumpido con fuerza, y ha venido para hacerse un sitio permanente.
Llegó el turno de los británicos de The Raven Age, que algunos ya habían visto de teloneros de Iron Maiden el año pasado. Empezaron exhibiendo tres temas de su nuevo álbum, Blood Omen (2023), “Parasite”, “Essence of Time” y “Forgive and Forget”. George Harris, miembro fundador de la banda e hijo del emblemático Steve Harris, mostró su maestría con las cuerdas, teniendo más presencia en las tablas que el mismo cantante, Matt James. “Angel in Disgrace” fue el único tema que tocaron de su primer álbum, y fue el mejor recibido. Cuando sonaron sus acordes distintivos, la audiencia, animada por Matt James, empezó a aplaudir con las manos en el aire.
Terminaron con su popular canción “Fleur de Lis”, del Conspiracy (2019), cerrando su actuación de 40 minutos sin grandes momentos notorios. El público iba sediento de frontmans carismáticos, guturales y puestas en escena explosivas, y con The Raven Age no hubo nada destacado. Pese a su impecabilidad técnica, su interpretación fue meramente correcta, pero no memorable, faltando cierta solidez y presencia en el escenario. Aunque la sala estaba llena, su rock moderno con algún riff clásico no exaltó al público como la banda predecesora, y en su “metalcore” melódico faltó algo más de metal. Su actuación no provocó un furor desmedido en la audiencia, que ya venía caldeada con Blitz Union, y frenó el apogeo de la noche que debía irnos preparando para los esperados cabeza de cartel.
Llegó el momento más esperado. El público aguardaba expectante, en silencio, cuando las luces de la sala se apagaron, anunciando la aparición inminente del plato estrella de la noche. Entonces los alemanes industriales con más brillantina aparecieron para dar comienzo a su demencial actuación, empezando con “Till Death Us Do Part”, de su primer álbum Fears (2010), que les dio su nacimiento como banda. Y es que esta gira era en motivo ni más ni menos que de sus 15 años de trayectoria. Su acurado setlist se conformó haciendo una retrospectiva cronológica de 24 de sus hits más emblemáticos, siendo hora y media de una actuación memorable que no decayó en ningún momento. En definitiva: un concierto para no olvidar.
Desde que el sexteto irrumpió en el escenario, se ganaron a pulso el fervor del público. La vertiginosa “Sex on Legs” arrancó el movimiento de la audiencia y la chaqueta de purpurina del frontman. Con “Die Tomorrow” las manos del público se alzaron en aplausos, y Chris “the Lord” Harms mostró la impecabilidad de sus cuerdas vocales. En “Six Feet Underground” Gared Dirge hizo una demostración de cómo deslumbrar una audiencia metalera con un teclado, “In Silence” se presentó con una atmósfera nebulosa llena de emoción, y con “Loreley” la conexión con el público fue intachable. El frontman dirigía el micrófono a la multitud, dejando paso a las voces de cientos de personas que se sabían tan bien los temas como su mismo intérprete. Sin dar tregua, sucedió “Forevermore”, que recorrió la sala de forma arrolladora cristalizando en una marea de saltos y coros. Los dos guitarras, con la incorporación del recién miembro Benjamin Mundigler, junto con el bajista Klaas Helmecke, ofrecieron un trío de cuerdas en consonancia. Procedió la explosiva “Blood & Glitter”, y vino una nueva versión de “Lighthouse”, realizada por Chris Harms en solitario, con cientos de luces alzándose entre los asistentes que acompañaban su interpretación acústica. Después llegó el momento de los covers, en el que destacó “Bad Romance” de Lady Gaga, himno de los millennials del pop moderno, en el que el frontman equilibró a la perfección sus dotes de voz limpia y magnífica performance, junto con el headbanging y el gutural. El cantante descendió entre el público y entonó el tema abrazando a una fan de la audiencia, en el que fue un momento lleno de efusividad. La interpretación finalmente terminó, justamente, con “One Last Song”, dando fin a una auténtica muestra de lo que es saber ofrecer buena música en vivo. Cabe destacar la proeza del nuevo batería que sustituyó a Niklas Kahl, aprendiéndose la más de veintena de temas de la gira en pocos días.
Sin encasillarse en ningún género, Lord of the Lost ha ido fluyendo en la música dark cogiendo componentes del metal industrial, gótico, rock, glam, electrónica y pop, estando siempre en constante evolución. Con todas estas influencias y una trayectoria musical heterogénea, su larga actuación no resultó en ningún momento monótona, y alternaron de forma acertada entre canciones más lentas y acústicas con las más explosivas de su metal industrial, ofreciendo a la audiencia un show equilibrado y dinámico. Su actuación estuvo calculada para brindar momentos de auras más atmosféricas y teatrales, hasta otros de paroxismo desenfrenado, siendo imposible no caer encandilados ante su carisma. Es indiscutible que ver a Lord of the Lost en los escenarios es toda una experiencia, y que ya sea en el fenómeno de masas que es Eurovisión, o en una sala reducida, los alemanes del glam gótico y la purpurina se han coronado entre laureles y no van a ser destronados pronto.
Desde aquí dar las gracias a Madness Live por las facilidades ofrecidas
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